ARQUITECTURA

“La bibliografía sobre esta excelente obra no escatima merecidos elogios a la torre-fachada de la parroquia que apellida con acierto a la villa de Granja. Se trata de la mejor fachada-mudéjar en Extremadura, después de la del monasterio guadalupense. Su figura supera en proporciones, esbeltez, ornato y estructura organizativa a otras manifestaciones mudéjares similares en la Baja Extremadura…”
(Hernández Nieves).

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Concepción es sin duda la obra artística más importante de la población, está enclavada en pleno centro urbano, sin ningún tipo de elemento que, por el lado de la Epístola, perturbe su contemplación; fruto de una acertada actuación urbanística que eliminó el edificio dispuesto justamente delante de su frente, configurando una amplia plazoleta que realza el valor del gran monumento al permitir su visión desde una perspectiva amplia.

La primera visita santiaguista del año 1494 nos describe ya este monumento: “.. el cuerpo de la iglesia es de dos naves de piedra de mampuesto y tapias por medio de danças de arcos de ladrillo y piedra. Está bien enmaderada y tejada, tiene la iglesia dos puertas con sus puertas de ençina…” A comienzos del siglo XVI las obras continuaban con el fin de acabar lo antes posible su fábrica, según nos testimonia la visita de 1514: “Vesitose la yglesia de dicho lugar y se mando continuar la obra della fasta ser acabada…”. El proceso de edificación finalizó durante la primera mitad del siglo XVI.

Toda la fábrica se erige con una mezcla homogénea de mampostería y verdugadas de ladrillo aplantillado ( el mismo material que podemos observar en otras parroquiales de nuestra comarca ). El ladrillo está muy extendido por buena parte de los paramentos exteriores, utilizándose de forma exclusiva en los pilares rematados en pirámide con pináculos en cada vértice.

Se trata de un edificio de planta rectangular con una nave y una pequeña sacristía aneja a la cabecera por el lado del Evangelio. La nave que se contempla también en este costado es de época moderna, dando la impresión de tratarse de una segunda nave; aunque no es el caso, sino que estamos ante una ampliación del templo ideada con el fin de ampliar el espacio útil del mismo, situando nuevas capillas con otros retablos e imágenes. Este añadido fue ejecutado por el maestro llerenense José Gómez que desde la ciudad provisoral desarrolló una extensa actividad arquitectónica en numerosos pueblos de la comarca, levantando iglesias de nueva planta o modificando sus estructuras anteriores.

Será en el 1765 cuando lo descubramos en nuestra localidad, trabajando en la obra que acabamos de citar y dirigiendo al mismo tiempo los trabajos de la parroquial de la Granada, en Llerena.

La cabecera es poligonal con dos vanos en cada lado y algunos recercos en forma de arcos apuntados. Ese mismo tipo de arco lo encontraremos en la portada de la Epístola, doblado por otro arco de medio punto que reduce fuertemente la luz o anchura del original. El interior se cubre con una bóveda de cañón con lunetos y cuatro arcos reforzadores o fajones de diseño apuntado que compartimentan el místico interior en cuatro tramos y descansan sobre gruesos pilares, mientras que la cabecera o ábside se resuelve con una sencilla bóveda de crucería de sabor medieval.

La torre es la parte más interesante del edificio, ubicada en los pies del mismo. Es la pieza fundamental en el dominio histórico-artístico de la población y de la comarca, de estilo gótico-mudéjar, y con acertada justicia le ofrece el nombre de Torrehermosa a la localidad. Su construcción data de finales del s. XV y primera mitad del s. XVI.

Consta la torre de tres cuerpos al exterior, aunque el primero, de gran altura, corresponde a dos del interior. Del cuerpo bajo destaca la portada, apuntada y con notable abocinamiento, trasdosada por arco conopial y dibujos geométricos en ladrillo. Los cuerpos superiores, separados por una imposta volada, son de similar factura, con dos amplios vanos en medio punto en cada frente, sobre frisos de gabletes, rematándose el conjunto con sencillas almenas de grada claramente emparentadas con las torres mudéjares andaluzas.

Destaca esta torre de planta cuadrada, por su esbeltez, elegancia y por la sabia conjugación de elementos propios del periodo gótico y los de inspiración mudéjar, configurando un edificio que fue declarado Monumento de Interés Histórico Nacional, en el año 1931, habiendo sido restaurado en 1981 por la Dirección General de Bellas Artes.

Una obra distinguida no sólo a nivel comarcal, sino en el ámbito general de la Historia del Arte. Desde la lejanía sobresale de entre todo el caserío, asignando un perfil inconfundible a la localidad que la vio erigirse en pleno centro.
Son numerosas las obras de arte mueble que se custodian en su interior, señalamos como más significativas:

  • Retablo Mayor Posterior a 1940
  • San José con el Niño Siglos XVII-XVIII
  • San Sebastián Contemporánea
  • Cruz procesional en plata Siglo XIX
  • Hostiario en plata 1560
  • Cáliz Segunda mitad del siglo XVI
  • Potencias de plata 1760

La Pila Bautismal es una de las más interesantes de todo el panorama comarcal debido a su excelente labra, a su forma poligonal, a su perfecto pulimentado, así como los motivos ornamentales de veneras y cruces santiaguistas que decoran cada uno de los frentes de su copa poligonal.

Declaración de la Torre Parroquial como Monumento Artístico de interés nacional.

Cinco fueron las ermitas granjeñas que siglos atrás satisfacían las necesidades espirituales de los vecinos del pueblo: San Bartolomé en la aldea de los Rubios, la Magdalena, el Cristo del Humilladero, San Juan Bautista y San Sebastián o los Mártires.

A diferencia de las expuestas, la dedicada a la Magdalena si se mantiene en pie. Su edificación puede fecharse a finales del siglo XVI, siendo recogida por primera vez en los Libros de Visitas del año 1604. Se trata de una construcción sobria y austera, con una fachada desnuda en la que destaca la puerta de acceso, envuelta en un estilizado arco apuntado de herencia medieval y una pequeña espadaña con esquilón, arco de medio punto y frontón triangular.

Más monumental y solemne, fue terminada en 1960, tras ser demolida a comienzos de los años 50, debido a sus deficiencias técnicas y a la amenaza de ruina que afectaba a sus arcos y cubiertas. No fue sólo el paso de los años lo que influyó negativamente en su conservación, sino los efectos derivados de la Guerra Civil Española y los del terremoto del siglo pasado.

Esta ermita reproduce las formas y tipologías de la arquitectura religiosa barroquizante de las últimas centurias, similar a la iglesia parroquial del Humilladero, en Azuaga.

En su fachada principal descubriremos los elementos representativos de esta estética de influencia barroca: frontones triangulares y partidos, pilastras adosadas, carácter monumental y dinámico con entrantes y salientes, etc.

Se podría dividir esta superficie en tres pisos, en el interior se encuentra la puerta de acceso coronado por un frontón rectilíneo y partido, sobre éste, un óculo central como sistema de iluminación directa del interior y dos hornacinas laterales con pilastras y frontones. En la cima, un mirador amensulado acoge la espadaña de doble campanario. Igual de majestuoso resulta su interior, con una elevación y robustez dignos de mención:  Conocemos que el importe de las obras superó las 800.000 pesetas, realizadas por los constructores: José Ramírez Díaz, Miguel Molina y Manuel Ramírez.

En su interior sobresale la imagen del Señor o Cristo del Humilladero, encargado de sustituir a otro anterior desaparecido de traza barroca que estuvo protegido por la hermandad de la Santa Vera Cruz allá en el siglo XVII, manteniéndose en alza cien años después. La imagen actual, muy venerada entre la población, es obra del escultor Castillo Lastrucci.

Originaria de los siglos XV y XVI está situada en la Plaza del Ayuntamiento.

Bellísimo ejemplo mudéjar con arco de herradura de grandes dovelas señaladas, que parten de dos gruesas impostas y en la zona superior, un marcado alfiz originado a partir de las mencionadas impostas. Como remate una atractiva cornisa con diferentes molduras.

Como dato curioso hace algunos años, mediante la reconstrucción del tejado, fue encontrado un OBUS de la Guerra Civil española y ún en funcionamiento que tuvo que ser explotada por el cuerpo especial de la Guardia Civil a unos kilómetros de la localidad.

Este tipo de fachadas pasaron a incorporar algunos motivos renacentistas y barrocos. Pertenecían a un elevado “status”, enriquecido por la pujanza económica derivada del aumento de la producción agraria ( hidalgos rurales, nobleza o alto clero, etc ).

Sus características básicas son: aparejo de mampostería o tapial con muros encalados, utilización de sillares de piedra para el enmarque de vanos principales, grandes puertas y balcones, remates con curiosas formas geométricas (veneras o conchas).

La arquitectura se ha utilizado a lo largo de la historia como carta de presentación.

La mayor o menor riqueza, cultura o posición social se reflejaba en uno de los elementos más visibles: las fachadas.

A finales del siglo XIX, Granja de Torrehermosa llegó a alcanzar los 5.000 habitantes. Esa fue una de las épocas de mayor esplendor de la villa.

La agricultura, la ganadería y la minería eran su fuente de riqueza, y generaron un gran número de jornaleros y proletarios, así como una pequeña burguesía. Esta situación social queda reflejada en las construcciones arquitectónicas de finales de siglo.

Durante la segunda mitad del siglo XVIII y todo el siglo XIX se produce en arquitectura un periodo de cambio en el que se suceden distintas tendencias constructivas y decorativas.

El neoclasicismo, que supone una vuelta a los planteamientos clásicos (griegos y romanos), apenas se consolidó en Extremadura: el fuerte arraigo de la estética barroca, además del alejamiento de los focos neoclásicos como la corte y las grandes ciudades, provocaron la escasez de edificios de este estilo. Ya en el siglo XIX la arquitectura vuelve sus ojos al pasado, buscando inspiración en los movimientos artísticos anteriores; es lo que se conoce como el historicismo.

La Casa Consistorial, responde al prototipo de casa o palacio decimonónico, erigido en 1895 según describe la reja de entrada. Será frecuente descubrir en nuestra localidad la influencia ejercida por la casa andaluza ( cordobesa), dada la proximidad entre ambos territorios.

Su estructura, organizada en torno a un patio central iluminado que distribuye el resto de las estancias en dos pisos o niveles, obedece sin duda a la tradición islámica de la zona. Siguiendo esas mismas influencias, se incorporan extensos paneles de azulejería en muchas habitaciones y dependencias interiores.

Durante el siglo XIX, los varones de clase media-alta se organizaban en sociedades o casinos, lugares donde leían prensa, participaban en tertulias y pasaban su tiempo libre.

En el siglo XIX se define una nueva estructura social que ya se había manifestado en la Revolución Francesa.

Los antiguos estamentos son ahora clases sociales, entre las que adquiere especial importancia una incipiente burguesía que, en un primer momento pretende asemejarse en su forma de vida a la antigua nobleza. Esta tendencia se plasmará en las producciones artísticas, recuperándose elementos clásicos que se aplicarán a todas las disciplinas artísticas.

En arquitectura, además de los escasos ejemplos neoclásicos, y del llamado historicismo, basado en la recuperación de estilos anteriores, el siglo XIX en Extremadura recoge interesantes muestras de la corriente eclecticista. Esta corriente se desarrolla a finales de dicho siglo y se caracteriza por la incorporación en un mismo edificio de elementos procedentes de distintas corrientes arquitectónicas.

El Casino de Granja de Torrehermosa, situado en la calle Calvo Sotelo, nº 12 es una buena muestra de la arquitectura ecléctica.

Se combinan en la fachada elementos de corrientes tan dispares como la mudéjar, los elementos clásicos, decoración plateresca, composiciones barrocas, blasones nobiliarios y elementos de clara ascedencia andaluza, luciendo espléndida fachada con blasones y artísticas rejerías.

En su interior, el Casino cubre sus estancias con cubiertas de madera entramada y las paredes con interesante azulejería e mensaque de principios de siglo.

El Casino-Sociedad se funda en 1971, momento en que unos 17 vecinos deciden crear una asociación que pueda hacer frente a las inquietudes y necesidades de la sociedad local.

Su finalidad era la de proporcionar a los coios distracción, entretenimiento y actividades culturales apropiadas a su clase.

Actualmente cuenta con más de 150 socios.

Calle Ramón y Cajal nº 6 , nº 73 y nº 21. Calle del Carmen nº 14 y Calle Canalejas nº 8 y nº 26 y  Plaza Canalejas.

Lo más característico en las viviendas de este periodo es la vuelta de la mirada hacia épocas y estéticas pasadas, conjugándose los caracteres renacentistas y barrocos.

Una parte característica de estas viviendas es la combinación de materiales tradicionales y otros innovadores poco utilizados hasta este momento ( hierro y vidrio) resultando más notables con el aplique de placas marmóreas o de pinturas de tonos atrayentes e intensos. El hierro y vidrio se utilizan para los grandes balcones dispuestos en el piso superior, mientras que el inferior acoge la portada franqueada de forma simétrica por unos ventanales alargados y enrejados de atractivos diseños.

La disposición interna de estas casas de grandes proporciones se relaciona con la de gran colada, con un dilatado pasillo longitudinal en torno al que se disponen simétricamente grandes habitaciones en 3-4 crujías o tramos. El resto de dependencias es similar a la de las casas de los más adinerados: burgueses y enriquecidos por la pujanza económica.

También resultan significativas las grandes bóvedas que cubren la mayor parte de los espacios o las pronunciadas balaustradas que sirven de coronamiento a las altas fachadas.

Son innumerables los ejemplos de arquitectura popular decimonónica en la Campiña Sur. Será Granja de Torrehermosa la que destaque en este aspecto.

Vivienda representativa de la “Gran Casa Colada” . Calle Calvo Sotelo nº 6

Corresponde a vecinos con un “status” social y un nivel económico considerable. Coincide con las clases sociales más elevadas del ámbito rural.

Sus características principales son:

  • Dos plantas y “a dos manos”
  • Muros recios
  • Bóvedas amplias y extendidas por la mayoría de la vivienda.
  • Pasillo largo o eje longitudinal, “colada”, que sirva de asiento a cuatro tramos con habitaciones intercomunicadas.
  • Grandes balcones individuales, en número amplio y con atractivas rejas de interesante diseño.
  • Gran patio ajardinado al que se accede una vez superado un vistoso portón de hierro forjado y vidrieras.
  • Grandes espacios dedicados a alacenas o almacenes, con poyos, tropetones, tinajas, orzas, etc.
  • Pronunciada balaustrada que enriquece el aspecto general y compositivo de la citada fachada.

ESCULTURA

Granja de Torrehermosa se enorgullece de poseer bellas representaciones de la escultura contemporánea en bronce: el Monumento al Campo y el dedicado a la Medicina Rural. El primero data de 1983 y está colocado en la plaza que precede a la Ermita del Cristo del Humilladero.

El estilizado conjunto se compone de una alegórica familia rural, en la que el padre porta la herramienta representativa de sus tareas en el campo; la horquilla de madera. Unida a él, la madre que lo acompaña día a día en su duro trabajo, carga con un botijo en su cuadril. Cariñosamente un niño pequeño rodea con sus brazos la pierna de su tutora, en actividad de búsqueda de protección y tutela.

El elemento clave para comprender el significado completo de la misma se encuentra depositado en la base, nos referimos a un puñado de cereales recolectados como símbolo de la agricultura, pilar económico de la comarca. Todo ello está matizado a través del realismo naturalista que identifica a su autor, Diego Garrido Adame.

El monumento eregido a la Medicina Rural fue levantado en honor a las personas de D. Rafael y D. Emiliano Gahete de la Torre, médicos que consagraron toda su vida al ejercicio de la Medicina.

Se trata de un grupo escultórico de singular belleza, obra a cincel de Luís Ginés que supo captar con gran acierto sobre el bronce, la actitud serena y relajada, llena de vida de un cuerpo sano en contraposición con la figura tensa, rictus contraído por el dolor propio de una persona enferma. Data del año 1988.

Tampoco debemos dejar de destacar el Busto del Doctor Gahete Pérez, apóstol también de la medicina y padre de los médicos Gahete de la Torre, es obra del escultor Mariano Benlliure y data de 1931. En la actualidad el original puede apreciarse en la Casa Consistorial, encontrándose una copia en mármol en la entrada del Parque Municipal.

Mención especial merece el Cristo Yacente esculpido en bronce por el escultor Gabino Amaya. Se encuentra en el Cementerio Municipal y es propiedad privada.